La diparesia espástica, también conocida como diplejia espástica o parálisis cerebral bilateral, es un tipo de parálisis cerebral, que hace que los niños/as que lo presentan tengan dificultades principalmente en las piernas, aunque también es posible que presente ciertos problemas en los brazos y las manos, principalmente en manipulación fina.
Las dificultades presentadas se deben en gran medida a la presencia de espasticidad (tono aumentado), que puede afectar a un mayor o menor número de músculos de las piernas, entre ellos los de la pantorrilla (gemelos) y algunos del muslo (como los aductores y isquiotibiales). Esto es lo que provoca que los niños con diparesia tiendan a caminar con las piernas juntas, giradas hacia adentro y con los pies de puntillas, en mayor o menor medida.
Además de afectar los movimientos y la postura, la espasticidad en los músculos de las piernas da lugar a problemas de equilibrio a la hora de estar de pie, caminar, correr, saltar, …
Dadas estas dificultades en el control de los movimientos, en el mantenimiento de las postura y en el equilibrio los niños con diparesia presentan un retraso en la adquisición de habilidades como sentarse, estar de pie, caminar,…. Sin embargo, casi la totalidad de los niños/as con diparesia espástica consiguen caminar por solos, aunque lo hagan más tarde.
Muchos niños/as llegan a caminar sin grandes dificultades, aunque pueden presentar dificultades en actividades más complejas como saltar, correr o al caminar largos recorridos y precisar ortesis pie-tobillo. Otros niños/as, sin embargo, es posible que necesiten algún tipo de ayuda (ortesis, caminador, muletas, …) para lograr caminar por si solos, caminar largos recorridos ,…
La lesión cerebral que provoca la diparesia no cambia a lo largo del tiempo, sin embargo, dado que los niños/as se encuentran en crecimiento y desarrollo de sus sistema músculo-esquelético, puede presentar algunas alteraciones en sus huesos y músculos, como mala alineación de los huesos, el acortamiento de los músculos o debilidad, …
Hoy en día sabemos que la lesión que lleva a un niño/a a presentar una diparesia no se puede curar, pero el tratamiento resulta de gran importancia para que cada niño llegue a ser lo más activo e independiente posible.
Cuanto antes se comienza el tratamiento, mayores son las posibilidades de que los niños/as superen sus dificultades en su desarrollo y/o que aprendan nuevas formas de realizar las tareas que los desafían, gracias a la alta neuroplasticidad que presenta el cerebro en las primeras edades.
No existe un TRATAMIENTO único que funcione para todas los niños/as con diparesia. Por lo que el tratamiento es individualizado y adaptado a las características y necesidades de cada niño/a, y las de su familia.
La FISIOTERAPIA juega un papel muy importante, junto a otros tratamientos como la terapia ocupacional, tratamientos médicos y los productos de apoyo para estar de pie, caminar y desplazarse (como bipedestadores, ortesis pie-tobillo, caminadores,…).
El tratamiento de fisioterapia está especialmente dirigido a:
. Favorecer el desarrollo motor y mejorar la funcionalidad: pare ello son fundamentales los tratamientos que favorecen el papel activo del niño a la hora de realizar actividades, juegos o ejercicios que les ayudan a aprender a sentarse, ponerse y mantenerse de pie, caminar, subir/ bajar escaleras, …
. Mantener un adecuado estado físico: para ello es fundamental favorecer que el niño realice ejercicios o actividades físicas dirigidas a la fuerza muscular, el equilibrio, la coordinación y/o la resistencia cardiovascular.
. Prevenir la aparición de contracturas musculares o deformidades: para logarlo es fundamental que favorecer que el niño sea activo, controlar la posturas que adopta y aplicar diferentes estrategias basadas en estiramientos para prevenir las contracturas musculares.
Junto a todo esto, resulta fundamental el papel de la familia a la hora de favorecer oportunidades que ayuden al niño/a a aprender nuevas habilidades, favoreciendo así el desarrollo y funcionalidad desde el hogar y otros entornos habituales del niño/a. Por ello, el asesoramiento y acompañamiento es otra parte importante del tratamiento de fisioterapia.
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